La Quebrada del Toro, situada a sólo 30 kilómetros de la ciudad de Salta, es un ascensor natural que conecta el verde Valle de Lerma con la meseta desértica llamada Puna. En 95 kilómetros, la Quebrada se eleva desde los 1.200 metros en el Valle Salteño hasta los 4.000 metros en el Paso Abra Blanca, punto de entrada a la Puna. Cruzando la Quebrada entre ruinas arqueológicas y huellas del Camino del Inca, llegaremos a San Antonio de los Cobres, la Capital de la Puna, último vestigio de civilización y punto de llegada de muchos turistas. Luego de atravesar el Salar de Pocitos, que se encuentra en su etapa geológica final, comienza un recorrido de tres horas entre naturaleza salvaje y desconocida. El Desierto del Laberinto es un desierto de dunas fósiles, tiene diez millones de años y miles de espigas de arcilla y cristales de yeso. Hoy es posible atravesar esta maravilla natural, algo imprescindible para los amantes de la fotografía. Tolar Grande está ubicado al borde de una gigantesca depresión; el Salar de Arizaro, uno de los salares más grandes del mundo y desde este pequeño pueblo ferroviario construido en los años 40, el viajero tendrá una vista única del extremo occidental de la Cordillera con el cielo azul sobre Volcanes de más de 6000 metros de Altura.

Mina Casualidad fue una vez un pueblo minero situado en uno de los lugares más remotos e increíbles de la Tierra; justo en la frontera con Chile rodeado por los volcanes más altos del planeta, entre montañas de azufre, salares y con un cielo azul cobalto a 4.200 metros de altitud.

Allí vivían unas 3.000 personas. Los mineros trabajaban a 5.200 metros de altitud, mientras que sus familias y el personal administrativo residían en la ciudad de Mina Casualidad.

La mina se cerró y abandonó en los años 70 por decisión de la junta militar que estaba a cargo del gobierno en aquel momento. Hoy es un pueblo fantasma. Caipe es la antigua estación ferroviaria de la Mina, parte del Ramal C-14 construido con el propósito de transportar los minerales procesados en la Mina hasta Salta. Desde la estación abandonada, hay una gran vista panorámica del Salar de Arizaro. Al atardecer, viaje de regreso a Tolar Grande con las luces del ocaso.

Por la mañana visitaremos los Ojos del Mar, pozos de agua azul marina donde la silueta de los volcanes se refleja en la luz de la mañana.
Como ocurre muy a menudo cuando viajamos por el Noroeste de Argentina, el estrecho valle nos ofrece diferentes paisajes dependiendo de la hora del día a la que viajemos.

Los alrededores de Tolar Grande también ofrecen la oportunidad de dar maravillosos paseos. El mejor de ellos es por las dunas de arena en medio del desierto. Desde lo alto de la duna se verá recompensado con una vista de 360 grados sobre toda la zona, desde la montaña sagrada de Macón hasta el volcán Llullaillaco. Aquí es donde en 1999, a 6.735 metros de altura, se encontró un tesoro inca que incluía los cuerpos congelados de tres niños en perfecto estado dadas las condiciones climáticas frías y secas de la cima del volcán. También es un lugar perfecto para la meditación.

Almorzamos en Tolar Grande y luego tenemos tiempo para relajarnos en el Hotel.

Por la tarde continuamos nuestro viaje a Caipe, la antigua estación de ferrocarril de la Mina, parte del Ramal C-14 construido con el propósito de transportar los minerales procesados en la Mina a Salta. Desde la estación abandonada se tiene una gran vista panorámica del Salar de Arizaro.

Al atardecer, viaje de regreso a Tolar Grande con las luces de la puesta de sol. Puesta de sol sobre una colina a las afueras de Tolar Grande.

Al cruzar el Arizaro estaremos imitando a los antiguos arrieros que utilizaban este camino en los siglos XVIII y XIX, eran pastores que guiaban caravanas de animales hacia Chile. La palabra Arizaro significa "Cementerio de Buitres", proviene de aquella época en la que muchos animales perecían al cruzar el salar y se convertían en alimento nutritivo para los buitres de la zona. El Cono de Arita, una pirámide volcánica negra que se alza misteriosa en medio del blanco Salar de Arizaro, será una de las maravillas del día. Antofalla es un importante y espectacular ejemplo de Oasis de Puna. En medio de un alto desierto hay un valle verde, gracias a un manantial natural con Álamos, Molles y Sauces. Antofalla, junto con Antofagasta de la Sierra y Santa Rosa de los Pastos Grandes, fueron estaciones clave para las caravanas de llamas que conectaban esta parte de los Andes con el desierto de Atacama.

Nuestra aventura comienza hoy al borde del Campo de Piedra Pómez. Al llegar a la cuenca de Carachi Pampa, en sus márgenes, se encuentra el Volcán del mismo nombre, rodeado de campos de lava negra y una laguna, donde se encuentran el flamenco andino y el James (o flamenco de altura).

Durante la estación seca se forma un pequeño lago salado alrededor de la laguna.

De origen puramente ígneo, se produjo a partir de una explosión masiva del estrato volcánico. Esta explosión fue tan potente que, si hubiera podido verse, se asemejaría a un hongo nuclear producido por una bomba nuclear. Esta nube esparció en grandes extensiones y en distintas direcciones las cenizas y los escombros, que cristalizaron por efecto de la temperatura, dando forma a estas maravillosas rocas de características especiales y con innumerables agujeros producidos por el escape de gases durante la etapa de enfriamiento.

Este extraño paisaje de laberintos blancos y dunas trepadoras se encuentra a pocos kilómetros al oeste, en un sendero donde la carretera continúa por la arena que podríamos describir como el sueño de un explorador, una aventura por tierra. Regreso al hotel justo a tiempo para disfrutar de las impresionantes vistas de la puesta de sol desde la ciudad.

Este día normalmente se catalogaría como un traslado, pero el Noroeste aún guarda muchas sorpresas. La ruta asfaltada que seguiremos desde El Peñón se encuentra con la Ruta 40 después de 150 kilómetros de Paja Brava y un cañón desértico con rica vegetación en su centro. Por la tarde, con la mejor luz del día, cruzaremos la Quebrada de las Conchas con 55 kilómetros de impresionantes formaciones rocosas, de 40 millones de años de antigüedad con formaciones geológicas como Yacoraite o Las Pirguas, de importancia central. Salta y su verde Valle de Lerma darán la bienvenida al viajero después de una experiencia única de 4 días en otro mundo.